martes, 1 de abril de 2008

Cuando despiertes...

No dejes que me queme nunca el sol, para que en las noches pueda vigilar tu sueño sin que sientas mi presencia, mantenerme así hoy prefiero, quizá, hasta que tu olvido sea mi dueño.

Cierra tus ojos
sueña profundo
duerme… Sólo duerme…

No oigas otras voces
tampoco me escuches…

Muéreme en cada letra
muéreme durmiendo.

Vigilaré celoso la entrada
hasta que cada sol me vea partir
y cada luna me acompañe a cuidarte.

Seré ave nocturna
que se sostiene en un árbol
sin emitir trino, sólo viendo
tu descanso, tu respiro…

Tu respiro…

Aquel que se acomodaba en mi cuello
en las noches fuera de tus dominios
mientras mis manos recorrían tu cintura
y calladitos olíamos el aroma de nuestro cuerpo…

Así mantente dormida,
acunada en el brazo de Morfeo,
que sea él quien ahora soporte te respiro lento
mientras a través de tu ventana, me voy desapareciendo…

…Conforme asoma el alba…

…También mi recuerdo…

…Hundido en el pozo de tu memoria
que vas guardando en la inconciencia
bajo tres llaves de párpados cerrados
y guardianes de nuestro respiro intersticio…

Prefiero tenerte dormida y cerca
que despierta y lejana de mis letras…
El avatar de la vida nos acomodó astros
en una órbita onírica de tus tres lunas en el rostro,
donde soñaba morderlas en un trazo de mi boca
y acomodarles millares de semillas de esperanza…

…Que germinarán una mañana soleada,
cuando aciago, me encuentre expulsado de tu almoHada.