viernes, 20 de febrero de 2009

Sonido y Silencio


Las palabras mudas de un poeta

Mete una espada a mi garganta
Golpea mi costado izquierdo
Y róbame el aliento…

Dale sentido a mis palabras:
Que cada letra sea una pluma
Y la hoja en blanco mi viento.

Rompe mis labios
Coloca una brasa en mi lengua,
Rompe mi garganta
Colapsa mis pulmones
Y exprime mis venas
Hasta que sólo aire quede en ellas…

Dame un soplo de vida.

Enamórame cada noche
Y despréciame en la madrugada,
Enciérrame en tu mano
Y déjame volar libre entre tus dedos…

Sáciame con tu mirada
Y aliméntame con tu silencio.

Llena de vocales mi cama
Y no quites tu sonido cuando te vayas,
Pero llévate nuestra historia
Al abismo de tu cuerpo
Para que suene mi eco
En el espacio vacío
Entre el mundo de tus pensamientos
Y el mío.

Lanza cien flechas directo a mi pecho
Y enfrasca el último suspiro
Cuando me dejes muerto,
Así podré ser eterno:
Mi voz empañará las paredes de cristal
Para escribirte en maitines a diario…

Hazme preso de tus ojos
Y condéname en esos océanos
Donde quede al naufragio,
Y me sirva a encerrar una carta
En alguna botella que liberaré
A tu mar.

Deja que sea tu respiración
La que guíe mi mensaje
A través de tus surcos de agua…

Y que se cierren las estelas a su paso
Para que no encuentre su regreso;

Que navegue en cada cresta de ola
Para revolcarse en tu espuma:
Inquieta, sollozante…

Cuando llegue a la playa de tu vientre
Tómala, destápala y no leas mi nota,

Sólo bébela,

Sólo vívela…

No intentes entender mi poesía
Que tú eres su secreto…

Y su significado… está en los sueños.