lunes, 19 de abril de 2010
Un moco de amistad
Muchas veces, la mayoría, escribo al amor, al desamor, a las ironías de la vida, a la soledad, a las personas que buscan intimidarme con su conocimiento y raciocinio, a la familia, a la muerte, a la vida… pero en esta ocasión quiero hacer una mención honorífica a la amistad, a una de las personas que ha venido a llenarme de color con su sincero y desinteresado trato; a ti, Berenice… este texto es para ti, por ti.
Es de las pocas ocasiones que pongo un nombre en mis publicaciones sin fin de lucro, pero quiero que en ésta ocasión no sea así. Desde el día que llegaste a mi vida, a compartirme tus días, tus experiencias, tus pensamientos, me volví adicto a tu mano, a tus brazos y a tus hombros. El moco de un maestro nos unió aquella tarde de verano, cuando éste rompió en llanto y nos dio algo de qué hablar. Ese moco fue tan pegajoso que, minutos más tarde, nos unió en una red mucosa de la cual no queremos separarnos.
Ahora ese moco se ha vuelto la anécdota que nos acompaña, implícitamente, en nuestras choco-aventuras y en las cien cervezas que hemos disfrutado. He de aceptar que me diste el valor, con unas horas de plática, a desprenderme de la relación que me hizo tanto daño por la necedad de querer rescatar algo que ya andaba perdido, me diste la valentía para enfrentarme con la soledad, y lo mejor de todo: no me abandonaste en la decisión, estuviste al pie del cañón para desahogar mi ansiedad que sentía de querer llamarle y regresar a la hueco donde me sentía adormecido y cómodo. Me apoyaste, me brindaste tu oído derecho, tus risas, tu encanto… y dejaste que las cosas fluyeran de tal forma que un día, sin esperarlo, una de tus allegadas me dijo que me considerabas tu mejor amigo: título que no sentí grande, título que no es un honor saberlo, sino un privilegio serlo.
La semana pasada quería darte un regalo que nadie te pudiera dar, vi las cosas materiales… pero esas cualquiera te las puede obsequiar, quise darte una aventura, pero de esas tendremos más cualquier otro día; quise dispararte unas cervezas, pero la economía no anda del todo estable y yo también quería tomar… Luego se me ocurrió ofrecerte lo mejor que sé ofrecer como regalo, sólo a ti, por ser lo que en últimas fechas me ha venido aconteciendo para ponerme de buenas, que me ayudó, sin que supieras, a desprenderme de sentimientos negativos… a desprenderme de lo que me hacía mal lejos de las relaciones complicadas que actúan como drogas y motores de mi afán por escribir.
Creo que realmente no hablo de amistad (no pude evitarlo), sino de amor, de un amor fraternal que con gusto sé decir: “eres mi niña, te adoro”. Si esta amistad nos lleva a vernos de viejos, sería fenomenal, pero hoy por hoy, quiero decirte que no camines delante de mí, podría no seguirte; que no camines detrás de mí, podría no guiarte… Mejor camina a mi lado, y emprendamos el camino que nos lleve a vivir la vida, a imaginar y fantasear cosas que podrían suceder y que nunca suceden como queremos que pasen; seamos amigos, hermanos, confidentes, la mano que la Gioconda oculta, el sincretismo de una nación confundida, nuestras sombras, nuestros “pepe grillo”, pero sobre todo, ser sol y estrella, diferente forma, lo mismo en esencia; donde me reconozco en tus ojos, y te reconoces en los míos, donde sin hablar, entendemos a qué nos referimos y ser del otro la caja de Pandora que esconde los secretos más íntimos que sólo ven la luz en pláticas que no nos hacen daño, con las que podemos jugar como niños cazando insectos: eres una diosa entre insectos, que nadie te diga o te haga sentir lo contrario, pues nadie es mejor que tú, pero tú eres diferente… marcas diferencia.
Uno de mis amados muertos me dijo en una carta antes de despedirse de este mundo: “quiero verte tomar tu bandera y emprender el vuelo hacia el sol”; hoy te dedico esas dulces palabras, pero quiero verlo en vida, ésta es mi promesa y mi regalo para ti de cumpleaños… Y los que nos faltan todavía. Gracias por existir. Estaré contigo cuando sientas que el mundo te da la espalda para divertirnos cogiéndonosla.
Happy birthday to you, how fucked are you, happy birthday dear Bere, how fucked are you! Fuck everybody, fuck you and fuck me, this world doesn’t deserve us. But I’m glad to find you and meet you here.
Con sinceridad “Tina”
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