De
mirada altanera
Y
bélica hermosura
Podría
pasar noches enteras
Mirándome
en sus ojos
Descubriendo
su color…
Tan
volcánicos como su carácter
Endemoniado,
apasionante
Me
quema desprendida
Independiente
pero buscándome
Piensa
más en mí que yo en ella
Pero se
guarda inquieta
Inestable,
sonriente
Nace en
mí con la fuerza
De un
incendio incontrolable:
Violenta,
cálida.
Es más
fuerte su espíritu
Que mi
alma herida
Nos
destrozaremos con el tiempo
Y
aunque jamás podremos olvidarnos
Estaremos
presentes
Arrojados
en cenizas
Consumidos,
consumados
Y volveremos
más de cien veces
Para
lastimarnos
Hacernos
daño y luego alejarnos
A fuego
constante
A
muerte lenta
Y nos
grabaremos besos
Con
hierro hirviendo
Nos
cicatrizaremos el pasado
Para
calcinarnos, cocinarnos…
Muriendo
lento
Y siempre
quemándonos
Su fuego
juega con mi viento
Ahogándome
Privándose
en los límites
Que
traza con sus dedos
Y su
boca
Le
tengo más miedo
Que al
más obscuro de los míos
Su mirada
siempre culpable
Mística
y serena
Ocultando
sus viejas memorias
Sobrepasando
los límites
De mi
delirio
De querer
verle desnuda
Aumentando
mi deseo
Con cada
beso que he muerto
Prohibido
Y vuelvo
a lanzar pinceladas
Del color
de sus ojos
Sobre las
paredes siempre húmedas
Siempre
frescas
Como la
tarde, bajo la lluvia
Descubrí
su tono caótico
En una de mis
pinturas.
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