jueves, 17 de febrero de 2011

Eres


Risas que se convirtieron en pláticas; pláticas que fueron siendo esperadas por la noche; noches que robaba tus sueños, sueños que me dieron sonrisas; sonrisas que se transformaron en encuentros, encuentros que vieron comidas, comidas que cerraban en cines, danza, cenas… En un sitio italiano donde te pregunté si estarías aquí mañana, conmigo… te pedí ser mi novia al clásico estilo de niño. Fue un juego entre pedir el anillo y firmar tu presencia después de contemplarnos por un momento, juntos: me besaste con tal cariño que terminé olvidando a la gente a nuestro alrededor, sin ser uno mismo, fuimos uno, del otro, libres de juicio… como si fuera calle, cmo si fueras mi caminante.
No necesitaste ser diosa para devolverme la luna.
No tenías que pretender ser curandera para aliviar mis heridas.
No eres amuleto en mi vida, pero te has convertido en mi ángel.
No requieres ser comediante para hacer mi risa estallar.
Tampoco debías ser mi primer amor para apoderarte de mi juventud.
Llegaste a mí como chispa perdida en un incendio.
Vengo a ti ardiendo como tabaco consumido en tu boca.
Estás aquí porque así tenía que ser; porque el destino es bromista, porque no creemos en casualidades, porque somos tan diferentes que tropezamos con las mismas palabras.
No necesitaste ser historiadora para narrar los hechos de lo que parecía insólito.
No necesitaste ser periodista para informarme todas las mañanas que estabas conmigo.
No necesitaste ser bióloga para entender mi química y mi quimera.
No necesitaste ser psicóloga para comprender mi miedo en el medio desenvuelto en la experiencia.
No necesitaste ser filósofa para levarme a la locura del pensamiento.
Tampoco necesitaste ser abogada para pactar con una caricia allanamiento a mi morada.
No tenías que ser escritora para transportarme a otro mundo.
No tenías que ser auditora de hacienda para compartir mis logros contigo.
No tenías que ser maga para sorprenderme con tus actos.
No tenías que ser matemática para resolverme en una ecuación.
Tampoco tenías que ser astróloga para explicarme el poder de una estrella.
Eres mi astro que brilla por sí sola.
Pero yo debo ser astronauta para regalarte un ramo de astros nocturnos que iluminan tu sonrisa.
Debo ser reverendo para envolverte con una oración cuando mi mano habla a través de tu voz.
Debo ser fantasía para acomodarme en tu imaginación
Debo ser sombra para ser tocado cada mañana con el rastro de luz que dejaste en residuo la noche anterior.
Debo ser agua para evaporarme con tu calor.
Debo ser tierra para darte lugar donde puedas expandirte.
Debo ser fuego para combatirte hasta terminar en cenizas.
Debo ser aire para alimentarte con bocanadas de viento y darte vida en un soplo de adviento.
Si pudiera ser algo en este momento preferiría ser humano: errar, dar sentido a mis palabras, y luego morir en la esperanza de aquél que quiere ser todo… pero que es nada.
Si me dieran a elegir, seleccionaría ser letra, y que juegues conmigo en un texto abierto, con la que puedas usar y crear todos los días nuevas formas de expresión.
Si al menos alguien me preguntara qué quiero ser por un día, diría que quiero ser melodía; así podrías sentirme recorrerte desde tu interior y salir por tu mente cada que me escuchas y me bailas en una emoción, en un sentimiento que rige tu sangre y se apropia de imágenes fraguadas de aprisionarnos entre los brazos.
Mas debo ser tinta para derramarme en tu lectura…
Pero no necesitas ser poeta para convertirte en mi poesía.

2 comentarios:

Lilith Lalin dijo...

hacer mi risa estallar... usaba mucho esa frase, ahora la tengo relegada en una cloaca.

linda entrada, que romantico andas.

Besos

Pluma de Fénix Negro dijo...

Tranquila, Sofía, si está en una coacla, pues deja que se vaya y abre la llave de nuevo para que salga otra, que si bien no es la misma, será distinta, pero tuya.

Me pusieron romanticón, yo digo que la vida dijo: ya me manché con este compadre, ya vamos a darle un regalito de vida.

Y me dio a mi flaca!