domingo, 2 de diciembre de 2007

Perdiendo una estrella

Una persona amó y fue su infierno, la otra nunca lo hizo y fue su condena...


Se han callado los espejos
dejé de mirarme en el agua
nado en el vino de tu copa
y tomo el agua de tus manos

sigo en la penumbra de mi valle
andrógino sitio de tu vientre
suave, mágico… me pierdo;
te tomo despacio por la cintura
juego en tu cadera…
y me sumerjo en el espacio de tus piernas.

Te sueño bailando
te sueño ligera y te sueño desnuda…
Caminando.
Sueño que obtengo tu boca
sueño que muerdes mi lengua

sueño…

y sueño…

te sueño…

Prendida de mi lámpara
escurriendo de mis dedos
en la hoja seca de mis lágrimas
en un sorbo de mi cuerpo;

y luego…

Soplo las cenizas de mi pecho
las flores jóvenes de tu centro
en una condena cerca te siento
y voy falleciendo con el tiempo…

Eres mi amiga y amante en sueños
un ángel negro ajeno
distante
no distanciado
de un alma empobrecida
de mi alma que aún aúlla

pero te vas de mis fantasías…

Dónde has dejado el primer verso…

Eres una historia no empezada en el ocaso
el paso recto de los dedos olvidados
un río joven para una tierra de desierto
un sol que derrite mi glaciar con un beso:

con tu rayo de luz atraviesas mi sendero
una sonrisa afable con tu mirada perdida
y tu silueta fina de marfil en las sombras
van ocasionando mi destierro…

Y me entierro…

En el alma de las libélulas
encuentro ese misterio del vuelo
en el alma del fuego mi deseo
en el alma de la tierra mi elemento…

Pero es el agua quien me confía tu secreto:

en el susurro de tus palabras me acuno
en el despertar de la luna te embisto
tus ansias me azotan en mi mundo
y en tu belleza es que me consumo.

Resbalo en el filo de la flecha
que de una noche fui preso
mientras zurcía mi herida
en mi piel de tela de abismo…

En un cuento desencantado te tengo
y te alimento con mis letras de viento
que se interrumpen como gotas al suelo
que se muere en el imperio de mi veneno…

De mis recuerdos…

De las ruinas de castillos rotos
en la esperanza de un mito eterno
de la leyenda de un héroe de estrellas
que es calcinado en tierra de santos
y devorado por docenas de centinelas...

Una docena de rosas yo tallo
mientras tu espina dibuja el trazo
en una madera roída por el ámbar
de un pasado esclavizado de flores perdidas…

Y sigo buscando…

Una razón para dejarte mi vida
una explicación para no ser la tuya
una rosa vetada de mis manos
y una canción que cobre mi cobardía.

Es en el campaneante acto de alcanzar una estrella
como un niño que juega en la playa y la ve reflejada
en millones de imágenes impresas en las estelas
y que tiene una en mente, y la recrea en la arena;

me resulta más fácil contarte una historia
declamarte un poema en tu ausencia
besarte en cada espacio de mi soledad
y acariciarte en tus noches mi verdad…

Mientras estás dormida…

Compongo una melodía que te lo diga
para cerciorarme que te mantengas cerca
pero no ultrajada por un caballero a distancia
en la letanía que mis nudillos rompen con la brizna

cuando te veo entrar por una fuente celestial
rompes la cortina de burbujas de champagne
en las copas rotas sobre mi costilla raída
y del fugaz escaneo de nuestros movimientos

y así vamos bailando en la duela que soporta el paso:

en silencio…

las manos inmutadas sobre la espalda
tu rostro acariciando mi hombro diestro
las piernas se comunican a través de su espacio
y sólo nuestras almas saben lo que está pasando.

Intento alcanzarte como se alcanza una estrella:

con las manos al cielo
arriba de una montaña
o sólo viendo en el océano…

y te dejo descansar en un sueño de mi sueño
donde brillas en el firmamento en que me pierdo
y te veo sentada en un aspa de estrella
en la que pretendo con mi lanza acabar con ella…

Y sigo viéndote en el deseo galopante de mi destino
cuando insinúo intuyendo un aire del beso prohibido
traicionero al darte la espalda y me ves caminando
cuando me arrastro sobre las paredes de hierro:

es más salado y frío ahorcar el suspiro
que dejarte ir sola atardeciendo
en una mañana fúnebre del encuentro
mal intencionado de afirmarnos…

En tu existencia se da fruto en la mía
cuando una semilla se despedaza por dentro
mientras te ve olvidándome en sueño
de la estrella que no germina…

Te voy echando de menos

en un abundante titilar de corona de fuego
que es opacado en el surco de mi garganta
y va quemando amapolas con su arrasante paso
que diluye el fulgor de tu sonrisa vespertina.

Y me voy viendo en el espejo matinal
atribuido a la quimera del artista
que va tallando un leño incinerado
del trote andariego del titán desesperanzado.

Lazo estrellas como empaco ramos
corto venas como deshago engaños
fracturo tierras como tú historias
y mojo ríos como secas mi órbita…

Te regalo el sueño soñador de tu sueño
esplendor implorado de la secta que río
y destruyo al viento, victimario enemigo
de ser un fuego en flor de una casa vacía

sin puertas…

Sin el más indicio de vida…

De su dueña naturaleza que no la visita…

Se ve una luz encendida…

El reflejo de un espejo de lágrima caída…

mientras dejo ir a la estrella en la mar sostenida
en un sueño despertado real de día.

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