domingo, 4 de abril de 2010

Entre el cielo y el abismo


Aquí estoy una vez más ante la hoja en blanco y pensando en ti. Mi intención no es otra más que de desearte buen viaje en el camino de tu vida.
He de decirte que estuve leyendo tus cartas, pero en vez de hacerme explotar en tirria, me pusieron en un estado de melancolía que se acompañaba con una ancha sonrisa. Recordé por ejemplo, las veces que te veía en tus dominios para ajorrarnos a un beso apasionado; también me acordé de las veces que sólo me llamabas para decirme “te quiero”, y en seguida ponías una canción que te hizo pensar en mí. Esos detalles, no se olvidan; así como tampoco las risas, los juegos, los orgasmos en mis manos, en mi boca, en mi entrepierna… tenerte recostada sobre un escritorio, sobre aquél sillón rojo que algunas mañanas y tardes nos vio abrazarnos… o cuando te tuve en mi cama para que mis paredes retrataran el momento más agradable que tengo contigo, donde te tomé despacio y jugué con tu cuerpo a mi manera, mientras los minutos se quedaron congelados en el silencio, perdiendo noción de espacio y tiempo… en medio, estabas tú entregándote a mis manos y a mi mente que no paran de sentirte y proyectarte ahora que te has ido.
No te guardo rencor, aunque te extraño a mares de oleajes continuos y furiosos que se estrellan en las rocas de mis ojos y en las playas de los centímetros de mi piel. Por eso, creo, he escrito tanto de tu ausencia, pues mis dedos también se resisten a la idea de haberte perdido. Muchos pensamientos pasan como peces asustados por un predador, y entre los vacíos que se dan entre ellos, me entretengo y juego como burbujas nacidas por el movimiento de las aletas. Todos sucede rápido, fugaz e intranquilo… pero todo vuelve a la calma cuando me siento en el sitio donde siempre estoy pensando en ti. Tal como sucede en algunas bahías que son protegidas por islotes y penínsulas.
Una duda, estas últimas fechas, muerde mi lengua cuando se cuela por la ventana donde tantas noches vigilé en la espera de tu regreso: ¿cómo medir la grandeza de un amor cuando éste se ha desvanecido? Me atreveré a decir que muchas respuestas han nadado en mi mente y volado en el aire que respiro, pero aún no concluyo cuál sería la mejor que le acomode a la limosna de tiempo que me diste, o a la calidad de minutos vividos contigo, y a veces pienso que fueron los sueños y los planes que nunca tocaron la realidad de la dimensión que compartimos, o bien, si fueron las carcajadas, las pláticas, el ardor que por instantes sentí que estabas tan dentro de mí, que creía que realmente comprendías esta mente que no termina de crearme… o crearte… pero ahora me doy cuenta que fue todo en su conjunto lo que me hizo adorarte pese a saber que me mentías o escondías la verdadera realidad de que nunca dejaste de amarlo.
Pero no te fijes en todo esto que digo, fíjate mejor en el cambio de color de los cielos y de los océanos, en su clarear y obscurecer cuando el tiempo pasa corriendo robando estrellas, regalando soles, tiñendo con hilos de sangre las tardes y con hebras de misterio las noches. Quiero que observes a los peces y a las aves, que notes cómo son libres en espacios tan limitados que dan la apariencia de espacios abiertos. Analiza, por favor, los trazos en el aire de las velas y de los niños que aprenden un mundo nuevo. Luego, te pediré que entiendas, entonces, que mi mente es un aleteo de mariposa, que tanto puede dar tranquilidad y sosiego, también causa huracanes para interrumpir con la estabilidad por el dominio del caos. Sólo de esta forma comprehenderás mi realidad cotidiana estando tú o no. Quiero decirte con esto que no te preocupes por mí, estaré bien; preocúpate por ti y por sacarte adelante, haré lo propio, aunque dueles, no negaré, así como tampoco niego que me siento suspendido entre el mundo y el lenguaje, pero tarde o temprano continuaré con las ganas de sonreír sin que el reflejo de tu imagen me perturbe antes de abandonarme a la levedad del cielo nocturno y de mi condición frágil.
Quiero que cuando termines de leerme, cierres tus ojos, me imagines escribiéndote, que te aferres a mi imagen y me des un beso de despedida. No quiero que llores por ningún tipo de sentimiento que esto pueda producirte, sólo quiero que después de esto, me arranques de tu vida y elimines por completo cualquier cosa que te haga enfrentarte con el recuerdo de mi ser conjugado con el tuyo.
Te pido esto esperando que encuentres la felicidad en tus días, la dicha en tus emociones y amarres a ti una estabilidad, sin dejar la fantasía, que te permita ver días lleno de colores sin importar qué tan densa sea la ausencia de luz. También te pido, que todos las momentos arrebatados por tu huida, los transformes en momentos leales para quien esté a tu lado, y que ese lazo que los une, no sea ya el de una desgracia, sino el de una gloria por haber superado situaciones como ésta, donde me serví sin quererlo, al arte de haberte funcionado como un amante.
Hoy me despido de ti, no sé si será para siempre aún, no poseo la magia para adivinar el futuro, pero sí por un “para siempre” parcial que nos permita encontrar lo que por ciertas veces creímos o sentimos haber encontrado cuando aparecimos en el cuento de los meses que se narraron al sonido de tu voz y de la mía cuando juramos que hasta después de la muerte, estaríamos unidos.
Noches como ésta sentí amarte, pero también noches como ésta siento la necesidad de tener que dejarte correr como un río, que fluye hasta desembocar en las bocas de aguas más inmensas que el tiempo transcurrido entre tu universo y el mío, donde pasé de estar frente a una hoja en blanco hasta estar perdido entre letras que de alguna forma me salvan para desearte la vida más bella que un filme o una novela pueda representar acerca del amor y la esperanza…

Con cariño

Ave Fénix Negro

1 comentario:

nena... dijo...

sinceramente no hay palabra alguna que pueda describir lo que has generado despues de leer esta carta, le ides que no llore per creeme que es tan complicado no hacerlo cuando entiendes el significado de cada palabra escrita, de cada momento qe recuerdas y de cada sensacion que existio... amante, no!!! olvidarte, jamas!!! y dejarte ir... en todo lo que reste de la vida, nunca te iras, perdon pero no!!!