jueves, 5 de mayo de 2011

Sino tú...


Disipa el día,
Me muestras las imágenes
Libres de la apariencia;
Me retiras la posibilidad de distraerme…
Dura como la piedra,
La piedra uniforme…
La piedra del movimiento y de la vista,
Tu resplandor hiende mi armadura y mis máscaras,
Lo que tomó la mano desdeña tomar la forma de mano…
Lo que se comprendió ya no existe,
Se confundió el ave con el viento,
El cielo con su verdad,
Tú con mi realidad.

Un rostro con la caída del día
Una glorieta entre las hojas muertas del día
Un ramo de lluvia desnuda
Todo sol escondido…
Toda fuente en el fondo del agua
Todo roto espejo de espejos
Un rostro en las balanzas del silencio
Por las frondas de los últimos reflejos del día
¡Ah! Un rostro semejante a todos los rostros olvidados.

De una sola caricia
Me haces brillar en todo tu esplendor.

No sabes armar los lazos
Pones tus ojos sobre la belleza...
Fácil, qué fácil seducir
Y son tus ojos los que la encadenan…
Te apoyas sobre mí
Y sobre ti misma tiendo
La red de las caricias

Hacía falta que un rostro
Respondiera a todas mis manos de mundo.

Te levantas, el agua se despliega
Te tiendes, el agua se dilata

Eres agua desviada de sus abismos
Tierra que echa raíces
Fuego que abraza los bosques
Y donde todo se asienta;

Haces burbujas de silencio
En el desierto de los ruidos,
Cantas himnos nocturnos
Sobre las cuerdas del arco iris…
Estás en todas partes,
Tú anulas todas las rutas:
Sacrificas el tiempo...

A la juventud perpetua de tu llama exacta
Que vela la naturaleza al reproducirla

Eres la semejanza.

De todo lo que he dicho de mí
¿Qué queda?

Guardé falsos tesoros en armarios vacíos
Inútiles navíos unieron mi infancia con el fastidio,
Mis juegos a la fatiga
Han sido escapada a mis quimeras;
La tempestad al arca de noches
Donde estoy solo…

Una isla sin naturaleza
A la vida que amo…
Tú mi mujer abandonada
A la mujer siempre nueva
En vena de belleza
Única mujer real
Aquí allá

Diste sueños a mis sentidos ausentes
Con tu mano tendida hacia mí…
Se refleja en la mía

Digo ¡buenos días! Sonriendo
No se piensa en la ignorancia
La ignorancia reina…
Si yo lo esperé todo
Y desesperé de todo:
De la vida el amor
El olvido el sueño
De la fuerza la debilidad
Ya nadie me conoce…

Sino tú…

Tu nombre en mi nombre
Cae como sombras blancas
En las fauces de lobos:
Rastro de rostro
En la mirada profunda.

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