domingo, 23 de enero de 2011

Los hijos del quinto sol


La sangre vuelve al flujo constante en los torrentes; del corazón al cuerpo, mis labios de tu vientre a la boca. Sostener tu rostro con las manos, vernos fijamente, como si fueras un jaguar negro parada frente a mí. Tus ojos profundos, tu piel obscura… sangras mis entrañas mientras tiemblo de miedo. Callamos lo que sentimos, pero estamos ahí viviendo con reserva, vacilando con nuestros movimientos, en entrega sin hacerlo… ser cazador o ser cazado. Sientes mis yagas como indecencias que te crean necesidades controladas; demonios de la selva que rompen árboles y piden ser liberados en cada abrazo… pero sólo se siente, no se habla. No querer tanto, querer mejor, calmas mis corceles con una mano empuñada a las riendas donde me diriges y me calmas: no hay prisa, a fuego lento. Te acercas ligera, midiéndome, a veces te alejas, otras te acercas y me dejas tocar tu manto maya. Fraguado en la víspera de tres lunas llenas y siete soles. Mágica, espigada, me obligas a excavar en mi mente, verte, esperarte: sin trampas, solos tú y yo en una danza guerrera de enfrentarnos cuerpo a cuerpo con mis manos y tus garras; en círculos rondas, yo parado, tratando de adivinar tus pasos. Arde el fuego en la mirada que se muestra entre el pensamiento de lo real y la fantasía. Puedo darte un mundo que sólo podrías ver en películas; pero te alzas protegiéndote y a veces vulnerándote, sometiéndome a entrar en tu ruedo. Escucho el leve sonido de las hojas movidas por el viento, el suave crujir de una rama que pisas sin apartar tu vista; debo permitir que seas tú quien se acerque para no espantarte, extender mi mano sutilmente para evitar que me muerdas. No vengo aquí para dañarte… pero cada movimiento mío parece amenazarte como si quisiera enterrar un cuchillo en tus pulmones y abandonarte desangrada. Pero mi relación es más sencilla y más compleja contigo: no espero que algo suceda.
Quizás así me dejes retirar con paso anciano para que no sientas que me has perdido… quizás se logre la combinación entre cultura y naturaleza, razón y pasión, Eros y Tánatos: sin uno no habría el otro que dé nombre y fe de su existencia. No estamos listos para luchar o pactar tregua, pero nos volvemos al otro buscando… más bien encontrando algo distinto a lo que hayamos vivido, sentido, pensado… mas no atrevemos un total acercamiento: las manos y el pensamiento del hombre, las garras y colmillos de tú, naturaleza inquieta. Soy aire que se vuelca y revuelca por cada sitio recóndito de tu cuerpo, eres fuego y como tal puedo darte oxígeno hasta volverte incontrolable felino provocado y tentado por la suerte… de querer tenerte, de que me mueras, de asesinarme con ataque al cuello y servirte de alimento… o tú de mí… yo de ti. Hijos nacidos de la madre alumbrada por el quinto sol: depredadores natos que buscan cazarse, pero que respetan quienes son… quienes somos, sin abandonarnos, pero haciéndolo sin distracción, a la expectativa del primer error que nos incite a perseguirnos… pero sólo danzas a mi alrededor, y yo me quedo quieto.

2 comentarios:

Lilith Lalin dijo...

oh!, me encanto... la presa sometida

Pluma de Fénix Negro dijo...

Pero quién será? El hombre... o la jaguar parda?

No hay prisa por averiguarlo.