martes, 28 de febrero de 2012

Sus ojos, su mirada

Imprecisa, imperfecta
De mirada altanera
Y bélica hermosura

Podría pasar noches enteras
Mirándome en sus ojos
Descubriendo su color…

Tan volcánicos como su carácter
Endemoniado, apasionante

Me quema desprendida
Independiente pero buscándome
Piensa más en mí que yo en ella

Pero se guarda inquieta
Inestable, sonriente
Nace en mí con la fuerza
De un incendio incontrolable:
Violenta, cálida.

Es más fuerte su espíritu
Que mi alma herida

Nos destrozaremos con el tiempo
Y aunque jamás podremos olvidarnos
Estaremos presentes
Arrojados en cenizas
Consumidos, consumados
Y volveremos más de cien veces
Para lastimarnos
Hacernos daño y luego alejarnos

A fuego constante
A muerte lenta

Y nos grabaremos besos
Con hierro hirviendo
Nos cicatrizaremos el pasado
Para calcinarnos, cocinarnos…
Muriendo lento
Y siempre quemándonos

Su fuego juega con mi viento
Ahogándome
Privándose en los límites
Que traza con sus dedos
Y su boca

Le tengo más miedo
Que al más obscuro de los míos

Su mirada siempre culpable
Mística y serena
Ocultando sus viejas memorias
Sobrepasando los límites
De mi delirio

De querer verle desnuda
Aumentando mi deseo
Con cada beso que he muerto
Prohibido

Y vuelvo a lanzar pinceladas
Del color de sus ojos
Sobre las paredes siempre húmedas
Siempre frescas
Como la tarde, bajo la lluvia

Descubrí su tono caótico
En una de mis pinturas.

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