domingo, 27 de enero de 2008

Noches de ajedrez

Aquello que parece una choza, suele ser un castillo por dentro...


Pienso en un juego de ajedrez
blancos y negros escaques
realidades distintas y distanciadas
en sombras de peones sin coronas

no comprendes a nuestros alfiles su lucha
no entiendes el juego del caballo que brinca
ni la torre en sus trazos rectos
menos al rey en los espacios limitados…

Donde la reina siempre es libre…

Navegando en el tablero es su conquista

¿de qué sirve tanto movimiento a la deriva?

Cada visita es un juego nuevo
se extinguen las piezas en una noche
se comienza una partida continua
suscita la espera del otro su maniobra
sentados de frente como la muerte
y al griego vencer destino de su mito

en un combate donde el único vencedor es el que pierde.

¿Lo sientes?

Se borra en el paso curvilíneo de osada mano
en la despedida sutil esperanzadora de encuentro
sin saber qué es lo que pasa adentro…
Querer saberlo y guardar la pieza más importante
pues si en el enroque con la torre se protege
dime dónde continúas tu ataque.

Otrora, se conoce al otro su juego
acariciando en cada ataque la victoria
más si el único triunfo es de la muerte
dime entonces dónde queda la causa nuestra…
Sea de plomo, de plata o de oro
mis piezas son de tallada madera
detallada tu boca incisiva
ella es la que mira desconsolada
ella es quien mira el desasosiego nocturno…

Ayer te sentí en el territorio de las negras
tú marcabas el ritmo de los cuadros blancos
pude hacer jaque a tu gobernante distraído
lograste escaparte y decir: vivimos mundos distintos…

Platicaron mi rey y tu reina con la luna como testigo
sin haber diferencias mientras acordaban tregua;
sigues crucificada en el tinto de la sangre desesperada
pero aún más en la cruz atónita de la batalla en sitio.

El objetivo de la guerra es una:

Recorrerte minucioso oponente de la flecha
alfil de negras atentando contra la reina
encerrarte con el caballo y liberarte con la torre
atrapar en laúdes con la reina negra tu encuadre…

Y se oye el grito desesperado confundido
tus labios reconocen el origen de la aventura
tus manos andantes en mi piel la ternura
tu razón ajedrecista al inoportuno adversario…

Atento y borro tu guardia de blancas
te sometes y atacas vehemente mis fuerzas
entrañando la mirada perdida bajo tus párpados en negras
soltando un aliento ácido incontrolable en mis terrenos…

Pero aún no sabes que la mitad del tablero es de blancas
sólo rodeo vectorial aniquilar tus escudos de hierro
coronar un peón más al otro lado del juego albino
luego tomarte por sorpresa y nunca ganarte, sólo concilio.

Luego vienen las llamadas laberinto
de un cuento de hadas con lanzas y andariego trino
en una selva bicolor mina estallante al error
pero el error en el tiro del cañón está el vestigio…

Dejémonos de matemáticas y alquitrantes respiros
aventemos la espada con listón blanco hoy te pido
que si son juegos, si son besos al cuello
emanemos el sin control de planeación en abismo
En las vísperas de guerra innecesaria hallada en mundos distintos…

Callado disuelto en el juego social es que te miro.

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