domingo, 20 de enero de 2008

Órbita lunar

Cómo darle a un momento un aire de inmortalidad...?

No espera nada;
virginal y ramera
mi mano diestra
se cierra y contiene tu aroma…

Suave, menguando con la luna
de un siniestro llano en la espera
que desespera su cercana boca…

Presionando su lengua en busca de agua
en busca de la nada…

Quiméricas sus dunas desérticas
en una piel que se tiñe nocturna
mientras el perfume absorbe mi ligereza:

fundidos en un seno espectral de atmósfera
envolviendo el silencio entero después de un beso
víctimas del deseo perseverante
donde acuñados aguardamos en la mirada
en las espera de algo incierto
y sólo pasa una acaricia atorada en sus lunares…

Entretenido en tu órbita lunar
tríada suspendida lejana a mis palmas
trío consolador certero de tu boca.

Patino consumido en su delirio
absorto de una imagen perecedera
del lirio travieso en mi vuelo saturnino
cuando me deslizo en una de sus áureas bóreas…

Atinado reloj de haberme sustraído
del lejano invierno acuoso veraniego
donde de cabeza fui bajando peldaños
y de pie me puse para tomarle su mano:

órbita lunar que se enredó en mis dedos
más tarde en el telón de mi beso
mientras caminaba por una senda desconocida
ella sólo vino a encontrar una espera sin la misma…

Y viceversa…

Sentado ahora estoy en un satélite del universo
y clama su presencia mi torso bañado en su océano
salada agua de control sin querer tenerlo;
ella no sabe que en su límite está su encuentro.
Voy tejiendo hilos de mimosas en sus lunas:
una para que sean mías
otra para columpiarme en ellas
una más para dejarle saber mi espera…

Esto es acerca de ella…

De ti, que esperas en la no espera orbital
en una de tus lunas cansada matinal
de la luz en faro que no despierta marginal
mientras pelea si es o no artificial…

La segunda luna me contó ese secreto
te veías aprisionada a tu elemento
la luz es tuya en la punta de una estrella
que alumbra un camino laúd de mi estela…

La pregunta eterna de su pensamiento alberga

La prontitud de mi pecho laguna te conserva…

La tercera luna me habló de tu llaga enferma:

conserva esa, la última herida
que sangra al ser tocada
y sedienta se avienta a mi alma púrpura
que pide ser rescatada de tu cirio escarlata…

Quieto y callado mientras juegas
tus razonamientos concretos no quitan tu venda
es una espera puesta en la rotación de tus lunas
órbitas el trazo de tu zozobra en mi obra…

Y es en esa espera etérea de la nada
donde pongo un beso en el espacio de su dueña…
Vengo hacer nada en tu presente añadidura
y dejo un momento en blanco para ser tu promesa…

Mostrarte después la inmortalidad de un beso
de aquel lugar donde no hablo de tu primera luna.

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