lunes, 8 de febrero de 2010

Un leve deseo


Que caminen mis dedos por tu vientre
las yemas de ellos estremeciéndote;
abrazándote con la humedad de mi lengua
sintiendo el calor de mi entrepierna

Desvísteme lentamente,
móntame y dómame,
mézclate con mi sudor
y deja que resbale mi cuerpo con el tuyo

cómeme todas las noches vivo,
frota con tus manos debajo del ombligo,
quiere mi abdomen ser de ti lamido
y sentir tu lengua alrededor de mis muslos;
déjame sentir tu respiración en el oído,
vete despacio meciéndote,
ataca con un beso extasiado,
provoca una erección de mi pene hambriento;
mis manos que acarician tus pezones
quiero metérmelos a la boca y sentirlos desnudos.

Que la pasión nos devore,
creado por la imagen que me regala tu cuerpo;
empiernados, lento penetrarte
olvidando la razón y tomarnos hasta el amanecer:
con tus ojos cerrados o tu mirada en blanco
cuando es tu mundo con mis ojos cerrados
acariciando tu espalda hasta quedarme tatuado;
así te atrapo todas las noches en mi pensamiento:
tú ardiendo desesperada a ser penetrada
mientras mis manos se divierten en tus nalgas,
tus manos cayendo en mis piernas y me frotan,
las bragas caen al unísono de tu lengua…

No te tengo…

No te necesito, no me necesitas…

Pero eres tú a quien quiero…

Quiero, deseo, me calmas con tus palabras
frías de querer un amor seguro,
que puedas caerte sin ser expuesta
donde se encuentra la pasión alborotada de tus piernas…

Tu vientre, tu cuerpo…



Puedo sostener tu vagina con mis manos
mientras respiro el aroma de tu cabello;
mi piel se enchina de sólo pensarte sobre mí,
pero despiadada te alejas de mis besos…

Besos… Deseo… Mordidas... Arándano…

Tú:

mi suspensión amarga desnuda ante la mirada
que necesitan mis ojos tenerte frente a ellos
y de ellos obtienes la confianza
dentro te tengo y fuera te pierdo
en los ventanales rotos de mi carne encendida
que exploto cuando estás cerca y no puedo tocarte

sangro el paladar por morder tu lengua
y probar el sabor salado de tu cuerpo…

Intento recorrerte con mi lengua…

Quisiera comerte mientras te humedeces…

Sentir el orgasmo mutuo,
pecar constantemente como si nadie existiera
y derramarte vino a lo largo del cuerpo y lamerlo
como yo lo hago en mi mente desde hace días…

Y me excito, me masturbo
te veo de rodillas, te penetro

tenerte cerca es el más obscuro pensamiento…

De apretar con mi lengua tu clítoris,
chuparlo hasta que me pidas a gritos
tenerte atada y dejarte indefensa:
realizar contigo cada fantasía perversa…

Y me retas, me doblegas, me domas
tomas mi pene con una mano, alzas mi cara
me besas el cuello y los hombros,
subes y bajas sobre mi falo.

¡Te pido que me sepultes ahora!
que el infierno no se apropie de tus tierras
tierras de duraznos repetitivos en tu lengua,
en la boca mía que besas
y que clama esta noche tenerte en mi cama

pero haces de esto una pared de hielo,
donde veo a través tu silueta cuando te platico
y sólo te escucho, solo vuelvo a la cama…

la herida más profunda es quedarme con las ganas…

Móntame

Sedúceme

Mírame morir en tu boca…

Perderme en tu piel…

Luego márchate y regresa
que nada separe tu esencia y mis letras…

Y húndeme en el río de ellas:

en tus fluidos corporales;
acaricia mi torso desnudo
cuando vestida me besas y sientes mi atracción
y subes tu pierna trepando mi pantorrilla para sentirme
cuando erecto siento lo estrecho de tu vagina,
declarando que quiero poseerte todos los días…

3 comentarios:

D'Naidak dijo...

Casi... pero.... hasta ahi :P

María Elena dijo...

...pero haces de esto una pared de hielo,
donde veo a través tu silueta cuando te platico
y sólo te escucho, solo vuelvo a la cama…

Esta parte del poema me ha conmovido bastante.
Y es que voy deseo adentro sin más varadero que la memoria

que se hace vieja

entre gemidos de otras noches

y encuentros aplazados

Me pone triste estar amando justo eso, una sombra y nada más.

Exijo que ahora un viento de otra ciudad venga a reclamar mi carne.


Gracias por estas letras, Géminis.

Pluma de Fénix Negro dijo...

Géminis:

Los vientos anuncian con soplo constante la llegada de la primavera; las sombras que amas desde el otoño y el invierno las verás salir de la penumbra: amar a un fantasma o una sombra, no es amor verdadero, sólo es una aventura; pero si de esa aventura se alza el último de tus primeros besos, entonces aguarda a que el sol saque a las sombras de la obscuridad y te las ponga en el brillo de cada mañana cuando, lo primero que veas, sea él... quien te ama.