martes, 11 de septiembre de 2007

Días de Soledad II


Soñando riendo que amo en el olvido…

Río, me tropiezo
lloro y me río
y sigo riendo
sigo llorando
sigo tropezando
sigo viviendo…
Bailo contigo,
me duermo, sueño
duermo que bailo
duermo que sueño
bailo dormido
sueño bailando…
Y te noto parada,
caminando luego;
camino y me paro
te siento y sigo caminando:
sueño, río, bailo, camino
y sintiendo, me paro…
Corazón/ razón
blanco/ negro
no hay matices
no hay extremos:
sólo eras tú en el cielo
hundida en un espejo.
razón blanca
corazón negro
encontrados es el espejo del cielo.
Nos llueve, se nubla, el sol nace
este sol nace mientras llueve
y nos nublamos en el sol lloviente.
Y nos vemos ahogados
nos morimos calcinados;
calcinados o ahogados,
siempre nos morimos
siempre nos matamos…
Alucinamos, corremos
comemos alucinados
tras amarnos y olvidarnos…
Olvidados y amados
mientras alucinamos amados
y nos morimos olvidados.
Suspiramos, preguntamos:
que si es sueño
que si estuvimos muertos
que si estuvimos vivos
que si estuvimos despiertos
que si nos escribimos a diario…
En las noches y en las tardes
en esas tardes sin soles
en esas noches sin mañanas distantes
en las horas furtivas y soleadas
llenas de soles blancos
en esos valles risueños nevados
en las cumbres de volcanes ardientes
nos recordamos, reímos, lloramos
nos amamos y nos olvidamos.
Y se mueren los sueños
las esperanzas yacen en los suelos…
En los suelos acabo
en el amor yo nazco,
contigo, sin ti despierto
no tengo tu cuerpo
ni tu aliento.
Y no respondes
y no amas de nuevo
no recuerdas sin mí
y te veo así en un sueño,
donde profundo,
en silencio,
en un abismo,
en una esperanza sin dueño;
y extraños nos volvemos,
extranjero en tus tierras
en lejanas montañas
en ríos secos
en océanos de fuego
debajo del árbol
dentro de un lamento,
fuera de tu risa
fuera de mi elemento
en una tierra navegante
en raíces de los amantes:
fortuitos, débiles y soñantes.
Las risas no tienen eco en tu memoria,
ni tus manos tatuadas en mi pecho
ni mis besos marchitos entre tus piernas,
mientras los tuyos vivos en mi centro.
Y volvemos a reír, volvemos a soñar,
soñamos que reímos, reímos y soñamos,
nos matamos con risas, soñados,
en abismos de amor y muertes
en espejos de los cielos
sobre soles cayendo en lluvias,
nocturnas de soles blancos
en tierras ahogadas, soleadas
por magma de volcanes
por magma de lágrimas,
en recuerdos muertos donde sueño
y ríes apasionada de olvidos
en lugares etéreos enterrados
en mis labios, en tus manos
en mi pecho, en tus piernas,
todo es como un río
en los sonidos moribundos
de vidas encontradas
extrañas y extranjeras…
reímos, volamos
nos escribimos, nos amamos
no olvido, tú recuerdas
que nos escribimos
que tenemos varias historias
y que riendo, me arrojas al olvido.


Historia de flores

Es en las flores de pistilos quebrados
donde esta noche veraniega yo parto…
Sin luces, en un túnel obscuro y espeso
más que el deseo de un beso relatado en un cuento…

Y vivimos una novela escrita por un manco
relatada en una tarde por un mudo
escuchada por un montón de sordos
y sentido por seres sin tacto alguno

estamos en una fábula de prosa poética
sumergidos en valles de rosas muertas
donde no amas, donde amo sin preguntas
entre los límites de mis historias y las tuyas…

Somos un mito escrito en las estrellas
unas aves de fuego que la tierra olvida,
y los mortales susurran una pordiosera dicha
de un amor incierto, de un amor en silencio:

Nos acobardamos con la muerte y la vida
en cada una de las letras prohibidas,
esas que hablan de flores y semillas
en las que incesantes se cosechan en mis amarguras…

Y sólo me siento en un claro de luna
en la orilla de un río vivo, pero congelado,
solo como una rosa aventada al océano
solo como la última gota de cielo cayendo…



Y vivo en una ficción sin pasado
en una historia escrita por el fantasma del futuro
donde los cuentos, mitos y noches han llorado
donde también los actores yacen cansados.

Ahora sólo quedan los cigarros y mi vino
en un sitio donde escondo tu rostro
y dejo en mis manos el calor de tu recuerdo
para que las tome y te escriban a diario.


Sintaxis

Y establezco puntos suspensivos…

El punto final me hace suyo
la coma marca una pausa con un beso
y hay un paréntesis de lo no vivido
y unas cursivas que resaltan tu suicidio…

Y se abrió la historia de amor jamás escrita,
donde en una ficción te desnudo y te hago mía
en letras de flores prohibidas y sueños marchitos
donde al ver la luz, el sol me evapore tus besos líquidos.

Caballero

Mira a los cielos en el suelo
en forma de agua clara congelada
como un alma en pena, condenada
por ese tacto sublime del deseo

resbala tus dedos de hielo
recibe las lágrimas del ciego
deposita tus ojos en el cáliz
vierte tu muerte en mi lápiz…

Déjame dibujar tu cuerpo frágil e incendiario
grabarlo luego en un bloque antártico
tomar tu llanto y ponerlo en mi lienzo
para arrojarlo al vino agrio taurino


de un alma que no recuerda
de otro calcinado por un olvido
en un féretro/templo aturdido
y tomarte en la flor de la luna…

Grito, ausencia de un eterno destino
caballero cabizbajo sometido a su delirio
consumado en una batalla última, destruido
y clavar su espada de tus lágrimas como rito.


Aroma en el sueño

Perseguí tu aroma con los ojos cerrados,
al encontrar ese olor, eras tú cocinando;
cuando terminé mi desayuno
ese olor volvió al acoso,
eras tú en el baño colocándote jabón…
Volví a la cama, caí en un sueño profundo,
me levanté de un salto por un olor que me atrapó
y estabas frente al espejo con un perfume azul…
Reconocí tu aroma después de años,
volteé la cara y era un mujer marchita,
se terminó tu belleza pero no tu aroma;
no vi en aquella mujer tu fortaleza inaudita,
corrí para alcanzarla, estaba en el suelo tendida;
recordé tu cuerpo en esa cama destendida
me acerqué y pregunté su nombre,
¡maldito el tiempo en que fui a alcanzarte!
Era tu voz, tu aroma, tus expresiones
y dijiste de nuevo tu nombre…
El aroma delató tu persona,
ese olor abrazaba aquél amor en fuga.
Te llevé a tu casa y te quedaste dormida
me puse a tu lado para recordar cada roma…
Al despertar, me viste a los ojos llena de penumbra,
preguntaste quién era yo y por qué tomaba tu cintura…
No supe callar, sólo reí, me marché sin más preguntas,
no he vuelto a saber del amor que antaño jurabas
sólo voy cada noche a tu casa a recordar tus múltiples aromas.










Amnesia

Si dormir es un largo gemido
cruel es mi sueño de tu olvido…
No abres tus ojos de cielo profundo
yo sí mis abismos de eco perdido

Soledad siento ahora despierto,
tú sigues dormida en el día de silencio
y avientas gritos desesperados a mi destierro
hasta hacerte abrir esos ojos de recuerdo…

Los abres y me miras
ya casi no ves nada
ni sabes de quién te habrás enamorado…
Tu amnesia me ha olvidado.

Qué hay de tantas tardes
con el sol en raya sentados tomando café
donde nos son mis ojos los que mirabas
donde no son los tuyos los que me amaban…

Y vives despierta en un sueño de día
mi gemido agonizante de que querer acordarte,
no alcanzó el susurro de tus memorias perdidas
a despertarte y decirte que un día me amaste.


Letras al suelo

Blanca invernal que cubre colinas
mata a las flores, mata a las crías,
acabas con las vidas, congelas las risas
sirves a la muerte, a la vida terminas…

Pasión, muerte, pasión, engaños
Besos, caricias, besos amargos
caminan por mi rostro, como hormigas
comen y se sirven de mi piel marchita.

Avientas golpes de nieve, flechas de hielo
congelas tarde a tu paso la primavera, mi ocaso
Promesas, esperanzas, promesas
todos los lagos, las mañanas, de blanco cubiertas…

Así cayeron mis letras entintadas
en las hojas blancas que el viento llevó prisioneras,
eso fue peor que si me escupieras
hubiera preferido que me ahorcaras o me murieras…

Todas las cartas, nuestras historias
murieron en la calle empedrada
no llegaron a ver la luz de tu memoria;
fueron pisoteadas, son basura, ¿qué culpa ellas tenían?

No habrá otro verso a ti arrojado
termino esto con un beso destrozado,
azotaré en el manto de tu cuerpo
mis labios ingenuos derrotados.

Ha finalizado la agonía
tiré a un lado a la pasión y a la alegría.
Las zapatillas de cristal en tus pies están derretidas
y ni orgullo sobra para amarte a escondidas…

Cuántos cuentos, cuánta poesía
una obra de teatro fallecida
así como tus dedos inertes
así como tus palabras congeladas e hirientes

se postraron en mi alma
matando como la nieve esta belleza
y ahora la obscuridad en la primavera impera,
¿sabes, acaso, que te llevaste el fuego de mi hoguera?

Tristes canciones se sometieron a los delirios
de tus aromas, de tus pechos enardecidos
de los besos ultrajados, de silencios acostumbrados
y no son ellos los culpables de tus propios engaños…

Muere la ternura junto con mi locura
desenraizada de las montañas mi bravura
no vimos la distancia entre el paso y el abismo
en un espacio en el suelo fue que abrimos.

Se han roto las ramas
las semillas ya no germinan
todo plantado en suelo infértil
regué un árbol frío y estéril…

No, ya no siento, tu flecha postrada está
me tiñó de negro y un fuego azul me rodea,
me hace el amor, como tú lo fingías en las avenidas
y comprendo ahora la mentira total de la vida

de la mía, de la tuya, ¿fue nuestra algún día?
Y termino con los ojos llenos de dolo y llanto
miro el caminar pobre de nuestros pasos
un velo pobre nacido en la muerte de un hado.

Y no hay más paso a la locura
se acabaron las risas, la tirria, todo en tu mirada
y no es pasión, ni odio, tampoco es ternura
sólo es salir de ti y dejar salir del suelo mis letras…


Silencios del alma

… Y se pone en manifiesto la vida
encerrada en la muerte de estos días
donde la tierra llora rocas de lava
quemando hadas, animales y marionetas

un amor enorme al que dejo salir en la noche
acariciar tus manos, tus cabellos son quimera
en una tierra mojada en la que no para de llover
mientras coloco un crucifijo en la garganta maligna.

Finjo soñar que no me despierto, he preferido callar
en vez de dejar libre un beso de despedida
y camino por las calles solo, en silencio
en calles empedradas de escrituras en verso

y así transito yo en la penumbra bajo la lluvia
me moja, se hace mi compañera, soy de ella
mi amante la soledad toma mi mano y me lleva a casa
así voy caminando, en una cueva con antorchas apagadas.

Me veo en el espejo de la mañana
le escupo a mi indignante cara
rompo mis poemas, todas las historias
una rabia implacable corre en mis venas.

Te recuerdo, sale una lágrima desde mi cama
me escala la espalda, me araña la memoria
sólo sonrío y me vuelvo a mi ausencia
solo sin mi alma que se ha quedado en la luna

me siento extraño, voy vacío
condenado por tus dedos
hechizado por esos abismos
no te encuentro, te respiro, más no te veo

y juego colgado de los candelabros
hasta que veo mi ser caído en el patio,
escucho melodías que me dicen todo
me dicen nada y hago un nudo mis nervios.



sueño contigo sin mí y conmigo
en una luz y en una tierra en el tintero.
Te dejo dormir y callo el alma
misma que me da la espalda

como esas letras que algún día fueron mías
y no soy ni viajero ni libélula
tampoco una salamandra o una semilla
ni un ave de fuego ni un cuervo

y me vuelvo a la nada
y ella me rescata para colocarme una frazada
me he vuelto ciego y me recupero en la madrugada
te bendigo los sueños y corre el misterio

las imágenes de los santos se enfurecen
mi religión es el haber estado en tu cuerpo
mi silencio ese rezo de no ser más tu viajero
caballero inaudito en cuento de hadas escrito

y me vuelvo lo mismo
y no descifro qué fui de ti y contigo;
leo tus palabras, no me veo entintado en ellas
ni tú siquiera rasgas el velo de maya verduga.

Ya no soy del viento, ni del fuego
ni del agua ni de la luz ni de la tierra
y te extraño como ese cristo sometido
mi cuerpo es el mismo de altar de una iglesia

y te pienso
y calla mi alma
todo es incierto
y prefiero me leas.

No será lo último que quede de la vertiginosa novela
que un día nos vio germinar hasta ser árboles
que daban cosecha de zarzamoras en verde follaje
y no era más que el amor quien nos regaba con su silencio…

y paso así mis días de silencio
de un alma que no se atreve a hablar
de un cuerpo sediento de tu calor infernal
en el cual congelado he terminado sin ser más amado

mientras te veo, levanto mis ojos y prefiero evadir la mirada
hablarte inevitable proeza de una condena de quererte cerca
y soy de nadie, ni de mí, ni de ti, ni de madre tierra
me pertenezco a la nada solitaria navegante de la noche en sí misma.

El Sauce

Sauce llorón de hojas largas y solas
rompe ese nido que no los verá volver
no extrañes más su presencia de locura
se han ido dejándote solo en el monte Kasbek
Sauce llorón que no dejas llorar
ya no tienes animales colgados de las ramas
tus raíces se secan sin la esperanza nuestra
ya nadie te abraza ni te cuentan leyendas

Sauce llorón que no dejas de llorar
permite al sol queme tus hojas y tu belleza
permite a ese río quebrar tu corteza
permite que los malos designios cobren su fuerza
Sauce llorón que no dejas de llorar
te recordaré en esta plegaria cuando la lea
tantos infortunios pasaste de reinas malvadas
pero una diosa hizo que todos tus habitantes se fueran

Sauce llorón que no dejas de llorar
haz de tu madera una barquita de azar
navega calladito en la neblina de su mar
y húndete en el remolino de su trinar
Sauce llorón que no dejas de llorar
sin amor en llamas como pretendes respirar
si tu color es opaco como crees que te voy a amar
si el paso del ave es andariego… cómo harás a la guerrera regresar.

Sauce llorón que no dejas de llorar
consúmete en el viento del abismo
entre tus montes y los tuyos que no los verán
en un sigilo debilitado del veneno del olvido
Sauce llorón que no dejas de llorar
suspira amor sin amor de una diosa
vuélvete semilla y ponte en un semillero
deja que alguien más te compre en el libre comercio

Sauce llorón que no dejas de llorar
hazte de la gente, piérdete en ella
no dejes que te hagan germinar en otra tierra
no regreses a ser la casa europea de la frontera
Sauce llorón que no dejas de llorar
incéndiate, nadie más te habitará para amar
Sauce llorón que no dejas de llorar
Sauce llorón que no dejas de llorar
Sauce llorón que no dejas de llorar
triste Sauce no llores más porque nadie te volverá a habitar.

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