miércoles, 12 de septiembre de 2007

El Pasado


Fantasmas

Toma vida el cuerpo en el crucifijo
Se desclava y sale huyendo
El viento se apodera de la cruz
Los cuatro vientos lo llenan de misterio
Y sólo se oye el paso pesado del cuerpo.

Los días se hacen noche
Las noches aún más se oscurecen
La sangre hierve, y al salir se congela
La tinta derramada en el papel se calcina
Ya no eres tú quien habita ésta pocilga

Es el vacío, las imágenes frescas
Me rodean, tu belleza, mi castigo
Te encuentro sonriendo, eres delirio
Tus manos aún tocan mi rostro afligido
Es tu cara fresca encerrada en las mañanas

Camino ciego, el negro se adueñó de mis ojos
Los cuentos ofrecen consuelo puramente etéreo
Es el hado maldito y benigno de haberme encontrado
Camino perdido, sombrío, en los valles encantados
Esos mismos que solía recorrer en las tardes de hastío

Y todo se vuelve contra mí, las iguanas, las salamandras
Todas ellas me dan la espalda, tus fotos me señalan
Me insultan, se pierde tu cuerpo en el fondo de ellas
Y quiebro mi frente en el cristal de la amante fría
Mis dedos se rompen en las letras, todas se congelan

Háblame querida diosa guerrera de la época mítica
Vuelve a ser mi ángel vengador de mis tierras
Sacude este árbol moribundo lleno de plaga
Corta las ramas, las raíces que ya no sirvan
Mete una brasa a mi garganta para renovarla

Sombras me asesinan en los sueños
Cuando eres tú la protagonista de mis vicios
Y hay días en las que deseo odiarte para que te vayas
Y que vuelvas más negras todas las horas cansadas
Después pedir que muera mi corazón y amarte ya no pueda

Pero es tu voz mi condena
Son tus palabras mi quimera
Te recorro en el vuelo andrógino
Me suicido en el espacio sin tiempo
Y te amo en el tiempo sin espacio.

De la tierra

Desnudo con el corazón en llamas
Voy corriendo en el templo de tu arena
Recogiendo las frutas místicas de mi enigma
Tus preguntas, mis historias y todas las tuyas…

Se plasman, revolotean en la alcoba
Miro a mi lado derecho, ahí te encuentras
Con la mirada fija al sol y a mis lunas
Descifras cada memoria al compás de tus ideas

Te mueves, vigilo tu trazo en el aire, minucioso
Me desequilibras, me mueres y te muero
Morimos, nacimos, vivimos, volvemos a la muerte
Volvemos a ella en vida a desenterrar nuestras agonías

No en la penumbra, no en la cobardía
Sólo en llagas postradas en el alma y en la frente
Y somos tierra, somos agua, viento y fuego
El corazón se detiene por ver la antorcha de mi deseo.

Y hacemos ofrendas a los vientos y a los años
Las experiencias sólo son ramas de algunos pájaros
Nuestros troncos son el amor tanto tiempo esperado
Las raíces, amor, las raíces son las piernas que nos han acercado

Ven y toma las hojas, come mis frutos
Absorbe el néctar de millones de sueños
El tiempo es relativo, tómalo que es nuestro
Haz de él tu mejor vino y sírvelo sin juicio.

Pertenecemos a la tierra y a los árboles
No somos tan diferentes, somos de nuestra madre
Y fuimos héroes, somos historia, somos de la tierra
No de las tumbas, no de desiertos, sí de las plantas.

Recogeré tu flor sin desenterrarla
La contemplo desde la semilla de tu amor añejado
El mío joven y torpe, no había nacido
Mantenido estaba a encontrar el sol de tus versos y besos

Crea tu posada en los eucaliptos
Sabes a menta y a flores de mis delirios
Lirios en el agua de tus besos se hacen tierra
Soy una salamandra jugueteando con tus palabras

Y se hacen leyendas, de marchitadas rosas y tierras
Pertenecemos a las aguas y a las arenas de diferentes vidas
Nos hacemos daño, comemos del otro, renacemos en nosotros
De la muerte creamos vidas, no paralelas, sólo nos sentimos.

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