sábado, 18 de diciembre de 2010

Cualquier otro sábado


El último sábado del año para estar con los amigos y yo encerrado, caminando de lado a lado, fumando, pensando en que quizás por eso estés retorciéndote en sus brazos, diciéndole cuánto lo amas y cuánto no deseas que te deje… Mi columna se quiebra tan sólo de pensar que debería ser yo quien estuviera en la cama a tu lado. Me has robado el aliento y realmente quiero odiarte y decirte las peores blasfemias que se me ocurran… pero no puedo; sólo desearía ser yo quien estuviera robándote besos, miradas y que los 2nunca te vayas” sean dirigidos para mí, no a él… entiendo que no es mejor hombre que yo, puede que te haga mejor el amor que este servidor, puede que haya madurado más como hombre, que yo… pero nunca te amará tal como lo hice. Será distinto, y quizás duren años… y te olvides con el tiempo de mí.
¿Qué hablarás de mí? ¿Qué les dirás a nuestros hijos que no serán míos? ¿Qué pensarás de esto si algún día lo llegas a leer? Sí, me he enfermado de dolor, de llanto, de celos… sólo pienso en ti, y me rompo a ratos, algo me falta… tú, la felicidad que me dabas; me conociste sin dinero, pero me sentía rico, porque me completabas, me complementabas… fuiste mi universo, mis días.
He arreglado ya el árbol, el nacimiento, y recuerdo que lo íbamos a poner juntos y me quedé arreglándolo solo, viendo una película, fumando de a ratos… el humo dibujaba tu sombra y pensé en ti que tenía ganas de ir a tu casa, robarte y nunca dejarte ir. No sabes cuánto te necesito. Llevarte el desayuno a la cama , atenderte, estar siempre al pendiente, mimarte, arreglar cenas, derramarte vino, escribirte en la espalda, tomarte fotos, videos, amarrarte en la cama, platicar todas las noches, echarnos el cigarrito, jugar y juguetear contigo, besarte, abrazarte, Dios, voy a enloquecer… tanto en tan poco tiempo… pero ha sido menos el tiempo que te ha tomado superarme, pero qué hago con todo esto que vivimos, cambiaste mi forma de sentir, de entregarme, cuánto erotismo, cuánta sensualidad… quisiera odiarte.
Me he imaginado cómo se besan, cómo se acuestan y apagan la luz para darle rienda suelta a la pasión, a probar sus cuerpos, a oírse gritar, gemir, mirarse, tocarse… No puedo soportarlo a veces; dime, miénteme, que no me has olvidado, que deseas que te toque como yo… me has hecho enfrentarme con mis demonios… eres hermosa, amas como nadie… y me muerdo el labio y agarro mi cabello con ganas de arrancármelo… salgo con otras personas para ver si puedo ya dejarte atrás… pero sin querer tu nombre sale de mi boca, y el momento es incómodo: ¿cómo, mi niña hermosa, cómo le haces para que no te pase lo mismo? No concibo cómo borraste tanto de tu mente.
Sigo conociendo mucha gente, ya tengo oferta de trabajo, no me irá mal… pero quería compartirlo contigo, que fueras la dueña total de mi ser… A lo mejor ahí estuvo mi primer error, entiendo… más nunca me importó.
Quisiera por un momento que me mientas, que regreses… me haces temblar, cuando hablamos, a veces, lloro sin que se quiebre mi voz cuando estamos conversando, y te agradezco enormemente que hayas dejado de buscarme, pero no quiero dejar de verte, quisiera pasar mi vida contigo, sin importar lo que pase después. Sólo quiero descubrirme otro día, daría mis pulmones por tenerte otra noche conmigo… me falta el aire… me faltas tú.

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