domingo, 5 de diciembre de 2010

Nostalgia de la primera década


Aún no sé si es por ser diciembre, o porque pasan los primeros diez años de este milenio. He visto estas últimas semanas a viejas amistades y a viejos amores que nacieron con el principio del milenio. Algunos gozan de buena y bonita vida… otros no tanto. Pero en el transcurso de estos diez años, puedo decir que mi vida ha sido intensa y divertida, plagada de aventuras y amaneceres en más de mil lugares distintos. La actividad sexual en ésta década fue formidable, pero dejé de considerar que el sexo es la llave del mundo, lo supe en su último año. Hay cosas más importantes que el sólo deseo del placer, que el nihilismo… durante diez años me consideré nihilista… hoy dejo eso. “Por un ideal se vive, se lucha y se triunfa”, este fue el lema que me siguió este periodo, y no mentiré… lo llevé a cabo, he hecho las cosas que me imaginé haría desde que era yo un puberto de 13 años.
A lo largo de esta década he despedido a mi hermano, a mi mejor amigo, tíos, abuelos, compadres de peda, y un amor que me prohíbo hablar, a quienes les mando un enorme beso; estén donde estén, seguramente se ríen de mí, de cómo me caigo y vuelvo a levantar sonriente; gracias, sus partidas, presurosas de algunos, esperadas de otros, forjaron mi carácter. Sin ustedes, Set no sería lo que es hoy: la excelente mezcla de lo erótico con lo tanático, que aterriza en un personaje a quien le pasan más cosas que a Homero Simpson.
Esta década la comencé con uno de los peores estragos que he vivido: el suicidio de mi hermano; siguiéndole con ser líder católico para la formación integral de niños y adolescentes tempranos.

El nacimiento

En el 2000 la vida no me preocupaba mucho en aquél entonces, todo consistía en estudiar, salir con mis perros, verme bien, echar la chela los viernes, formar líderes los sábados y leer lo suficiente para no quedarme callado en las pláticas de los domingos de sobre mesa con la familia. Pero el alcohol gritaba en mi cuerpo hasta que tuve que ser desintoxicado por este; la muerte de mi hermano creó un vacío que aún después de diez años… no puedo llenar; pero he aprendido a caminar con esto. A esto le sucedió un montón de cosas: ser expulsado del grupo de formadores, y enfrentar problemas familiares de alto grado. Pocas familias saben qué sucede cuando el primogénito muere y todo lo que esto conlleva. Definitivamente a nadie le deseo pasar por este dolor.
Ya en el siguiente año, 2001, las cosas parecían calmarse, pero cultivé semillas que años después germinarían en problemas complicados. Tenía ganas de que me pasaran cosas, quería forrarme de experiencia, abandonar el cuerpo y la mente de niño por convertirme absurdamente en adulto. Tuve mi primer trabajo y me acosté con alguien con quien en definitiva no debí. Después conocí al “grupo de los nueve”… una bola de treintones huevones que sólo buscaban el dinero fácil y hacer daño a la gente golpeándolos con guante blanco. “El que no tranza no avanza”, ese era el ideal que se perseguía. Los clientes eran aquellos peces gordos del comercio de la moda y la decoración del hogar (omito nombres para no provocar mala publicidad); ese año me fui de la casa, viví la época más recalcitrante: sexo, droga, ¡rock! En dimensiones complejas y hasta me atrevería a decir maravillosas, un mundo enorme se abrió ante mis ojos, salí al mundo, y pensé que éste era mío. Me regresé porque lo ofrecido por mi familia era más grande: dirigir la empresa de mi padre. Pero aún con todo esto, no abandoné la inocencia, fui chambelán de la que hoy considero, más que mi sobrina, mi hermana. La relación con mi primo-hermano, comenzaba a solidificarse… y caigo por segunda vez en problemas de alcoholismo.
Ya en el 2002 las cosas cayeron y vino a mí una transformación total, no… ya no era el mismo niño que soñaba… ahora era aquél hijo de puta que se crió con lobos y que aprendió a aullar. Abandoné la prepa, me hice de amigos pasajeros, de dinero que corría y se desaparecía de mis manos con la misma agilidad del agua de un río, lo mismo corrían amores que alcohol. El paso de mis 18 años fue la aventura más perdida en mi vida. Ya para el segundo semestre de este ignominioso año, me tranquilicé un poco, pero en sus últimos meses fui una cabra loca de monte que se peleaba con quien lo mirara feo, quería probar mi hombría. No recuerdo haberme roto el hocico por pendejadas como en ese tiempo, varias veces me apuntaron con una pistola... pero nadie se animó a jalarle a pesar de que los retaba.

La caída

2003 Podría decir que este fue el año más maravilloso de mi vida, salvo por unas pequeñas cosas. Regresé a los estudios preparatorianos, y conocí chicos de mi edad que eran igual de desmadre que uno. Algunos los jalé conmigo para realizar algunas fechorías de lo que hacía para tener dinero, uno de ellos se convirtió en mi mejor amigo. Creía poseer aquello que algunos llaman mala suerte, toque de la muerte; los accidente automovilísticos estaban a la orden de cada fin de semana, y en cosa de un solo mes… matan a mi mejor amigo, a otro le viene un accidente que lo deja en coma y en silla de ruedas, otro pierde a su hijo durante el desmadre con nosotros… trabajaba arduo con mi padre para tener un carro… pero a punto de irme por definitivo de la casa, porque mi vida me pedía no provocarle problemas a mi familia para no arrastrarlos… con todo lo acontecido en aquél mes de mayo… mi padre propone mandarme a Canadá con la condición de que yo pagara mi escuela con mis ahorros y él ponía lo demás, “porque necesitas descansar de esto, y nosotros de ti”, dijo. Y entre que tenía amores, romances, amigos… me fui despidiendo de mi querido México… Canadá se quedó con una parte de mi corazón, y ese país lo tengo grabado en mi piel. Recorrí este país de Toronto a Vancouver, subí hasta Alaska, y regresé parando por diferentes estados, viajé, tomé, me drogué hasta perder conciencia, me metí con cuanta se me puso enfrente, casi me caso en una de esas… fue el viaje de mi vida. Tenía todo pagado, no me preocupaba, comencé a disfrutar las pequeñas cosas del mundo, ver caer nieve, una puesta de sol, amanecer… supe por primera vez qué era amanecer con una mujer, y supe qué se siente la vida en pareja… sí… me junté con una japonesa que estaba dispuesta a todo… maldito el momento en que me llené de miedo y dije basta.
2004 Al regresar de Canadá, las cosas estaban puestas para hacer mi vida con orgullo, en la primera semana de mi regreso, noté que las cosas habían cambiado. Mi padre cerró el negocio que tanto dinero le había dado, me ofrecieron trabajo aquél grupo de los nueve que consistía en robarle a una compañía celular y fabricar las primeras y únicas monedas falsas en México; los amores se me ofrecían como caviar en una fiesta elegante. Tropecé con una alcohólica, misma que dejé por el tormento de nuestra enfermedad, la cual provocó peleas intensas con mi familia. Y de pronto vino una luz a mí, y dejé todo: las tranzas, las mujeres, el dinero, los vicios… y me sometí a un buen tratamiento espiritual que ya mi alma demandaba. Tenía que parar… y paré. No mentiré, ha sido de las depresiones más duras en mi vida; no todos los días se deja aquello con lo que los humanos nos sentimos felices, pero todo eso vació mi existencia, era un mocoso de 20 años a quien le pasaban cosas. Ya en el segundo semestre, una señora me pide dar clases de regularización a una niña de seis años, ella fue quien me salvó y devolvió mi sonrisa, mi risa que se había extinto, me reparó el alma, Dios bendiga los niños. Y las cosas mejoraron. Un judío me ofreció trabajo como organizador de ferias y venta de muñecos con amplio éxito. Quizá no volveré a ganar tanto dinero como en ese entonces, pero era dinero real, limpio, que me gané con cada gota de sudor y desvelo. Pero era muy joven aún, no había terminado la prepa y ganaba bien, empecé a viajar a diferentes estados de la república y nunca me iba solo. Le ofrecí trabajo a dos de mis amigos, uno de ellos se volvió mi socio, aquél que me metió en todo el desmadre de la tranza, era el mismo que se decía ser mi mejor amigo-socio.
2005 Comenzamos el año con todo, pusimos carretas y locales en diferentes plazas, económicamente… me daba el lujo de hacer apuestas en el hipódromo, en el dominó, compré mi carro y los romances siguieron apareciendo a pedir de boca. Casi me caso de nuevo, pero yo no amaba, sólo me volvía loco su cuerpo, y al decir “yo no quiero casarme”, conocí entonces qué era una mujer despechada. Ya antes de realizar otro viaje, destrocé mi carro y dejó de irme tan bien, pero no tanto. Y aquí vino una de los momentos decisivos de mi vida emocional, mi primer amor, Lorena, me hizo el favor de casarse, la vi marchar en la alfombra roja de la mano de él… por quien nunca pude concretar el amor con ella. Mi mayor gusto… fue que me vio y se dirigió a mí como si nada existiera… y el ya su esposo, le dio un jalón para que no lo dejara. Dios no me dejará mentir, es gracias a ella que escribo, puedo contar muchos poemas dedicados a sus ojos siempre verdes.
En eso pasó el viaje y viraje que cambiaría mi vida y mi esencia: Tabasco. Cometí errores estúpidos ahí, el calor, las mujeres, el dinero y el alcohol fueron la principal causa de mi perdición y odié el sol, pero supe, gracias a eso, que no era bueno jugar con los sentimientos de otras personas: no es lo mismo llorar a que te lloren. A mi regreso, los problemas me esperaban con cinturón en mano. Mi mejor amigo me había robado el carro, mucho dinero y a mi mejor amiga, sea de paso. Demandé, me demandaron, y los demás amigos se alejaron porque ya no tenía dinero, menos mi primo y mi buen Carlos (hermano del amigo que mataron). Entonces supe qué era amar a Dios en tierra de indios. Ante estos golpes certeros, de cobro de factura, me decido a terminar la prepa y a comenzar mis estudios universitarios. La filosofía cambió drásticamente mi vida… envuelto en este cambio conocí a Tania, la primera mujer que pisa suelos setianos. La química sexual era impresionante, la intensidad de amor, de gritos, peleas, viajes, celos, llantos, infidelidades, filosofía, discusiones… mierda… ese amor plagado de pasión se lo bebió Acapulco después, ahí comenzó la tradición de aventar a mis grandes amores al mar. Terminé este año con el corazón hecho pedazos… ella me había dejado por el instructor del gimnasio, un golpe muy grande a mi ego… pero no tanto como el amor a ella. Todo lo que nos dijimos al final, sirvió como catalizador para que ahora seamos grandes amigos.
2006 Abrimos el año… el más tranquilo de esta década. Aquél viaje de Acapulco me ayudó a superar a Tania, mi hermano y yo nos ligamos a una chica, y sucedió su primer trío. Fue el mejor viaje, juntos, nos entendimos y supimos que de ahí en adelante seríamos más amigos que hermanos. Para entonces comencé más a dedicarme a la cultura, aprender italiano, latín, perfeccionar el inglés. Tuve romances sin trascendencia, sólo me dejaba querer por quien deseara mi cuerpo y quisiera pasar un rato tranquilo. Hice las paces con mi familia, porque ya me lo debía… y llegó a mí la paz que tanto ansiaba. Ya después Tania se fue a Francia, y volví a sonreír. A su regreso, no sentía nada más.
2007 Empecé el viaje que me había propuesto: ser escritor. Me aceptaron en la SOGEM, y llevé entonces dos escuelas a la par. La exigencia académica era mucha en ambas escuelas y… Sofía. Una mujer que si bien no amé, me dio otro significado de lo que era el amor bonito. Hablar con ella era una poesía cuando platicábamos, con mucho cariño y una dulzura casi incomprensible. Pero los demonios de mi cabeza volvieron, y al ser yo su amante, tuve a la mía. Esto, aunado con su cáncer, terminó por decirnos adiós.
Para no dejarme caer, me llené de actividades, todos en la escuela me culpaban de aquella fallida relación y me volví una sombra allá, por lo cual tuve que buscar y encontrar salida a esta pulsión tanática. Y ahí estaba yo en este año, con dos escuelas, teatro, danza contemporánea, italiano y latín. Ese mismo año conocí a una mujer que se convertiría en una de mis más altas confidentes, aunque tuve un romance con ella, casi la mujer de mis sueños, por una cosa u otra, nada trascendió más que una bella amistad, nos conocemos tanto que podemos darnos el lujo de echarnos la mano y vernos para mandar al mundo a volar, es de las mejores personas que he conocido. Llegué a finales de año en el hospital, mi cuerpo se puso en huelga de tantas actividades y pocas horas de dormir. Pero de nueva cuenta, estaba parado como roble, y contento de estar vivo… Cuando uno ve a la muerte de cerca, tiene otro significado la vida.

El resurgimiento

2008 Y conozco a Alejandra, mi relación más larga, ella era única, quizá la quise por eso, a veces la amé, pero siempre hubo pleitos, groserías, sexo intenso, viajes, infidelidades (de mi parte, he de aceptarlo) que simplemente hizo que nada prosperara. Los dos nos unimos a sabiendas que seríamos el último amor para cualquiera de nosotros… siempre pensé que ella sería de mí eso… y no fue así. Empecé a trabajar en revistas, a publicar artículos, a consagrarme como escritor, publiqué la primera antología de poemas, bajo el título: “La religión del beso”; mi más grande logro literario con sólo 300 copias vendidas. Para finales de este año, vi que mi vida ya era otra, estaba estable, con trabajo, con novia formal, todos pensaban que ya me iba a quedar ahí, menos los involucrados; con una carrera que empezaba a despuntar; y celebré ese fin de año como se debía: hacerle el amor a mi novia, visitar a su familia, estar con la mía, y un buen puro al final, este año… estaba totalmente orgulloso de mí, me convertí por fin en lo que me había imaginado.
2009 Seguí cosechando logros en los medios impresos, publicando artículo sobre sexo, amor, religión (aunque para entonces mi fe era otra, ya no había), arte, historia, filología; comencé los estudios de Griego Clásico, trabajé para otra revista, dirigí otra más, me acercaba al final de la carrera… y comenzó a caerse después mi relación con Alejandra para el segundo semestre de ese año. Ya las cosas no funcionaban, por lo que tuvimos que darle paso a otros amores, a otras historias. Y cometí uno de los peores errores de mi vida, meterme con el primer amor de mi hermano. Pero también tuve un excelente acierto… darle el final feliz a la historia del último amor de mi hermano mayor, al acordar vernos y reírnos de la vida y del cómo fue que cada uno superó ese dolor. Me iba bien económicamente, si no tanto como en años anteriores, tenía una satisfacción total al ver mis textos publicados en diferentes revistas: Zarabanda, PENTHOUSE México, SELECTA The Art of Living, Ciudad Entrelíneas, Avatares, Intersticios, por mencionar unas. Ese año fue raro, tenía razones para celebrar por ver erigirse mi carrera… pero el dolor aún no superado del todo con Alejandra, y el idilio con Angélica… hicieron que pasara un fin de año envuelto en la soledad; ese fin me enteré que la última estaba casada, divorciada y con pareja, y pasó hablando conmigo esa madrugada mientras su amor dormía bajo el mismo techo que ella... jurando por su madre que me amaba… supongo que madre no tenía.

La reflexión

2010 Que año… enserio… pudo haber sido el mejor de esta década… casi lo logra de no ser porque me encuentro llorando al amor de mi vida. Este año comenzó con mucha alegría, desprendido de todo, triunfando en mi carrera, portándome mal con mi mejor amiga, Berenice, dejándome seducir y seduciendo a la vida. Estaba siendo feliz totalmente, en el viaje de graduación abandoné a la última persona que quiso hacerme daño, aunque no lo logró del todo, en las playas de Ixtapa.
Publiqué un libro en co-autoría, que lleva el nombre de “¿Amor?”, con más de 2000 copias vendidas y ahora en 2ª edición; al cual asistieron mis grandes amores: Lorena, Tania y Alejandra. Abrazar a Lorena ese día después de años fue sublime, mi corazón parecía tambor africano por saberla cerca. Tania celebró conmigo durante la noche este logro literario, donde pasamos recordando lo que nos había pasado, lo que hicimos y lo que faltó por hacer. Alejandra, ella fue, me vio, me abrazó y siguió su rumbo… con su actual pareja. Ella en unos meses se casa, y me da gusto.
Pero dentro de toda esta felicidad, se añadió aquella que me ha dado los mejores momentos de mi vida: Ximena, un amor de fantasía, de belleza, de sueños, de planes y el mejor sexo de mi vida... A quien hoy por hoy le lloro, con quien conocí el amargo sabor de rogar, de suplicar, de humillación… pero también de amor verdadero, si tenía que conocer al amor de mi vida, en este milenio, me da gusto poder decir que le abrí la puerta y que la amé con total entrega, sin límites. Un amor que dejé lo tragara el mar de Veracruz. Mi niña hermosa, fuiste la más pequeña… pero la más grande de todas.
Comencé a trabajar para otra revista, declarada la mejor del mundo: Amura y Real Estate, la cual estuve coeditándola; pero los celos laborales en este medio son fatales, y en un cuatro mal puesto, mi jefa y yo perdemos el empleo, “hay quienes porque su enemigo pierda un ojo, ellos pierden ambos”. Esa misma noche me dice el amor de mi vida que ya tiene pareja… y vi mi mundo perfecto desmoronarse hasta caer en un vacío existencial del cual busco reponerme pronto para el siguiente decenio, ya alguien toca mi puerta… aunque aún no estoy seguro de atender su llamado.
Al término de esta década me encuentro en reconstrucción, sin empleo, sin amor… casi sin amor; y al revisar esto… veo que hice mucho… pero nada a la vez, lo único que tengo de eso son fotografías de los años mosos… no presumo bienes materiales, sólo una amplia experiencia a mi corta edad. Pero ya vienen tiempos mejores, parece ser que dirigiré otra revista en cuanto comience el año; un buen amigo de la familia, dueño de Dormimundo, jefe de su congregación judía, me recomendó en una editorial. Amores que ya me gritan, mi vida que ya me exige abandonar definitivamente el nido, salud… me indican que el próximo año será mejor. Este es en el que más he escrito… este año mi creatividad alcanzó la potencia que necesito para empezar de nuevo.
Aunque este 2010 lo termino como empecé la década, con el corazón roto, por un abandono, si bien no es una muerte, lo es de cierta forma, ya las cosas comienzan a acomodarse. Siempre he estado listo para vivir y enfrentar cruentas situaciones, adversas; sé que hace unos días tuve una epifanía, y a lo mejor moriré solo… pero mi muerte no pasará en vano. Lo mejor que se puede hacer en esta vida es tener familia y escribir un libro… Y estamos en eso: “Después de ti…” la novela que escribo, porque las piezas del rompecabezas ya están, significará el tercero y el lance al culmen de mi oficio. Verá la luz en el siguiente decenio, donde cosecharé triunfos… “las aves no deben ser enjauladas, ellas son del viento, ellas son del aire… y su amor demasiado grande para cuartarlo”. Soy viajero, soy un ave… y por tanto acaricio el cielo. Lo demás, se dará por añadidura. POR UN IDEAL, SE VIVE, SE LUCHA… SE TRIUNFA.

5 comentarios:

Ximena dijo...

Que paso ese dia??? el dia de gracias por estar en mi vida?? Que me siento mejor... que me siento bien de salud (you know what im talking about) y que estaba en mi periodo y un poco sensible...
Si el amor grita a tu puerta, no es bueno, que tonque con quedito...
tE MANDO UN ABRAZO ENORME...

Pluma de Fénix Negro dijo...

Gracias, amor; te mando también un abrazo.
Toquen quedito, griten... aún no estoy listo... quizá un día, no será pronto; no es malo esto, tampoco bueno, sólo es. Y mi vida, como lo he visto al escribir esto, seguirá su curso porque así es la vida del viajero sin hogar.

Lilith Lalin dijo...

sin palabras... dónde cosigo tus libros? =D

Saludos.

Ángeles
(Antes Sofía selegna)

Pluma de Fénix Negro dijo...

En cuanto salga la 2a edición de ¿amor? te diré. La antología ya, sólo fue una edición, fueron poquitos los vendidos :(

Lilith Lalin dijo...

aah pues dime, me gustaría tener al antología.

Besos